CERCA DEL DESCENSO, LEJOS DE LA GENTE

Miércoles 8 de diciembre. Vélez 2 Huracán 0, en Liniers. Cien hinchas en la avenida Caseros, rodeando una fogata y pidiendo la renuncia del Inglés. Dentro de la oficina presidencial, otros tantos con panfletos y cánticos hirientes, potenciaban aquella bronca de la tarde de agosto. En estos meses poco cambió en la relación entre Babington y la gente, nunca se recompuso. El sentimiento por un lado, la sordera por el otro.

Tras la derrota frente a Tigre no se pudo hacer "la toma" porque la barra lo prohibió. Decretada la caída frente a Vélez, la sexta al hilo, los violentos tomaron otro camino y la protesta fue posible. Pacífica o como se la quiera llamar, no deja de ser un medida repudiable la actitud tomada por los hinchas. Por más que la caída libre hacia la zona de descenso haya hecho aparecer los fantasmas de un pasado no tan lejano.
Huracán hace cuatro años volvió a Primera y desde hace tiempo pareciera que se está haciendo lo imposible como para volver a la segunda categoría. La idea es llamar a una Asamblea Extraordinaria para remover del sillón presidencial a Babington, con la anuencia del Tribunal de Honor. De conseguir los dos tercios necesarios, esto recién sería factible. No es fácil. Un grupo de hinchas caracterizados ya han hablado con empresarios que cederían jugadores para poder escapar en el próximo torneo de la zona caliente. Entre ellos figura Marcelo Simonián, quien ya estuvo en la campaña del Huracán de Cappa, aportando futbolistas. Luego, al empresario se lo trató de la peor manera. Los acuerdos están para ser respetados, según los acuerdos previos y eso fue lo que hizo Simonián. A Cappa le ocultaron parte del acuerdo, le desarmaron el plantel, y no lo escucharon. Le habían soltado la mano.
Mientras tanto hoy el bueno de Miguel Angel Brindisi trata de encontrarle la vuelta a Huracán, dentro del terreno de juego. El problema que parece no tener solución es lo que viene de afuera. La gente no quiere saber más nada de Babington y Guliano al frente de la institución. Sin embargo banca al equipo como si fueran punteros. Mientras Miguelito le sigue poniendo el pecho a las balas, recibe del simpatizante un apoyo incondicional. Saben que la cosa no pasa por el banco de suplentes y sus habitantes. Miran y no ven políticas coherentes que pongan al Globo en el lugar que la historia amerita.
Al igual que lo publicado aquel 19 de agosto, Babington tras la derrota del Globito frente a Vélez, supo del desencanto del pueblo quemero por lo que mostró la televisión. El, una vez más, estaba lejos del lugar de los hechos. Lejos de la gente.