Hace poco más de dos meses, Julio Grondona aceptaba el tratamiento de la posibilidad de volver a la disputa de los torneos largos, opción que tomó fuerza hacia el final del campeonato, pero que ahora se ve en riesgo por la oposición de algunos clubes de menor convocatoria.
El temor de dichas instituciones radica en lo que analizan como una pérdida de incentivo la disputa de 38 fechas. Si hoy, pese a algunas excepciones, no logran estar en puestos de vanguardia en 19 jornadas, menos lo harán en una competencia más extensa.
Son ellos, entonces, los que se niegan al cambio, aunque los grandes hoy tampoco parecen tener la fuerza para imponerse.
El tema merece un análisis exhaustivo y, principalmente, una proyección seria que permita implementar cambios. El fútbol argentino, de momento, no parece estar preparado para emular las disputas de las ligas europeas, las que a las claras demuestran que siempre terminan peleando aquellos que cuentan con el poder de la economía.